El caso del Seguro Nacional Salud (SeNaSa) volvió a sacudir el escenario público con revelaciones que dibujan un entramado mucho más profundo que la mera actuación de diez imputados. Entre delaciones, señalamientos cruzados y relatos que rozan lo grotesco —extorsiones, amenazas, sobornos que ascienden a miles de millones de pesos—, emerge una imagen preocupante: un sistema de salud que puede ser vulnerado desde dentro, sin que los mecanismos de control, los gremios ni las instituciones actúen a tiempo. Las intervenciones de diversos comunicadores reflejan la perplejidad ante un país donde las decisiones se contradicen, los informes se fabrican “al vapor” y la figura presidencial termina expuesta por datos incompletos o incluso falsos. Lejos de ser un episodio aislado, el caso revela una degradación moral y ética que alcanza sectores empresariales, profesionales y gubernamentales. Los comunicadores Julio Clemente, Tuto Mota, Jabes Ramírez y Norma Félix comentan que, mientras avanzan las audiencias y algunos imputados admiten su participación, la discusión pública apunta hacia algo mayor: cómo una situación de esta magnitud pudo sostenerse sin que los órganos responsables detectaran la anomalía. De fondo surge un cuestionamiento inquietante: ¿habría salido a la luz este escándalo sin la denuncia inicial proveniente de la oposición? En un ambiente institucional que parece moverse entre improvisaciones, silencios selectivos y gestiones contradictorias, el caso SeNaSa deja ver no solo un desfalco sin precedentes, sino un Estado obligado a mirarse al espejo y enfrentar la falta de controles, la permisividad y la vulnerabilidad estructural que permitieron que cientos de miles de millones circularan sin freno, mientras millones de dominicanos dependían de un servicio en crisis. Síguenos en nuestras redes sociales: #ElNuevoDiarioTv Instagram: Twitter: Facebook: Tik Tok: @elnuevodiario Suscríbete para no perderte ninguna información y comparte. ¡El Nuevo Diario, las cosas como son!











